miércoles, 28 de septiembre de 2011

Javier Vásconez-datos biográficos




Realizó estudios secundarios en el Mount Saint Mary's College de Inglaterra. Luego, en Roma y en Estados Unidos, y se graduó como bachiller en el Colegio Spellman de Quito.
Prosiguió sus estudios en la Universidad de Navarra, en España, donde se graduó con una tesis acerca de los personajes en la obra de Juan Rulfo. También asistió a la Universidad de Vincennes, en París.

Ha viajado por Europa, África, Estados Unidos, México y Sudamérica. Ha sido colaborador, promotor y editor de revistas y suplementos culturales. Por ocho años trabajó como editor y director de Ediciones Librimundi, en Quito. En la actualidad dirige la editorial Acuario, especializada en clásicos ecuatorianos. Ha publicado la Poesía Completa de Gonzalo Escudero, la Obra Poética de Jorge Carrera Andrade y la Obra Completa de José de la Cuadra. Y las Obras Selectas de los novelistas Ángel. F. Rojas, Alfredo Pareja Diezcanseco, y Demetrio Aguilera Malta.
En 1982 Ciudad Lejana sale finalista en el género de cuento del Premio Casa de las Américas, en Cuba.

Su cuento Angelote, amor mío salió premiado en la revista Plural, de México en 1983. Este libro tiene tres ediciones y fue publicado por primera vez en Editorial El Conejo, en Quito en1982. Algunos cuentos de Vásconez han sido publicados en Casa de las Américas, en Cuba. Sur-exprés, en Madrid. Plural, en México. En la revista Diners, en Quito. En la revista El Extramundi, en Galicia, España. En la revista Letras libres, de España. Y en la revista Cultura del Banco Central del Ecuador. Y en revistas de Colombia, Argentina y Uruguay. El cuento Angelote, amor mío fue traducido al francés por Librimundi, Quito (1996). La edición lleva un prólogo de Claude Couffon. Este cuento fue elegido por el diario El País, de España, junto con otros veinticuatro cuentos de escritores españoles y latinoamericanos para que aparezca como uno de representantes del género de lengua española en el Internet.

En 1989 publicó en Ediciones Librimundi El hombre de la mirada oblicua. Con este libro ganó en 1990 el premio "Joaquín Gallegos Lara", otorgado por el Municipio de Quito al mejor libro del año.

Del cuento El hombre de la mirada oblicua se hizo un video dirigido por Santiago Carcelén. Este cuento apareció en la antología Diez cuentistas ecuatorianos, publicada en inglés por Ediciones Librimundi, en 1993. El prólogo es de la Profesora española María del Carmen Fernández.

En 1994 publicó Café Concert.

En 1996 publicó en Quito la "nouvelle" El Secreto.

En 1996 Alfaguara de México y España publicó la novela El Viajero de Praga. Algunos capítulos de esta novela han sido traducidos al alemán y al italiano.
De El viajero de Praga han aparecido artículos y críticas en periódicos y revistas especializas de literatura en Argentina, Uruguay, México, Estados Unidos, Ecuador y España.

En 1998 la editorial Alfaguara de México y de España publicó una selección de sus cuentos y la novela corta El Secreto, bajo el título Un extraño en el puerto. El libro va acompañado de un prólogo de Mercedes Mafla.

En 1998 la editorial sueca En Bok For Alla publicó una traducción al sueco del cuento Angelote, amor mío. La recopilación fue realizada por el periodista y editor Goran Skogberg.

En 1999 la editorial Alfaguara de México publicó la novela La sombra del apostador.

De La sombra del apostador han aparecido artículos y ensayos en periódicos y revistas de México, Ecuador, España y Estados unidos.

En 2001 el periódico español El País eligió al cuento Angelote, amor mío, junto con veinticuatro cuentos de autores como Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Cabrera Infante, y Julio Ramón Ribeyro, entre los mejores cuentos publicados por la editorial Alfaguara en lengua española. El cuento Un extraño en el puerto fue publicado en una antología del cuento hispanoamericano, editada en Bulgaria bajo la dirección y traducción de la Profesora Remi Marchesvka.

En julio de 2002 se publicó en la editorial Punto de Lectura de España la edición de bolsillo de El viajero de Praga, y en septiembre, apareció en la misma editorial, La sombra del apostador.

Durante el verano de 2002 varios diarios de España publicaron en las páginas de sus Suplemento Culturales el cuento La marquesa.

En 2002 la editorial Paradiso de Quito-Ecuador publicó El exilio interminable, en el que se incluye una larga entrevista de Alejandro Querejeta con el autor, además de una serie de críticas, artículos y ensayos aparecidos sobre su obra en publicaciones de Ecuador, España y México. Participan en el libro los siguientes autores: Wilfrido Corral, Mercedes Mafla, Alejandro Moreano, Iván Oñate, Vladimiro Rivas Iturralde, Leonardo Valencia, María Augusta Veintimilla, y Cristóbal Zapata.

En noviembre del 2002 la Universidad de Salamanca invitó a Javier Vásconez a participar en un encuentro sobre su obra en dicha ciudad. Intervinieron en el acto los profesoras Carmen Ruiz Barrionuevo, directora del departamento de filología de Literatura Hispanoamericana; Asunción Escribano, directora de la Universidad Pontificia; Eva Guerrero, profesa de la misma universidad y el Profesor Alfredo Pérez Alencart.

En 2002 el cuento Angelote, amor mío fue traducido al inglés por el Profesor Wilfrido Corral, de la Universidad de Davis, California, y apareció en Estados Unidos en un libro dedicado a Ecuador, bajo la dirección del Profesor Carlos de la Torre, de la Universidad de Boston.

La Revista Inti, Primavera 2002- Otoño 2002, número 55-56 publicó un largo trabajo de la catedrática española, Carmen Ruiz Barrionuevo, de la Universidad de Salamanca. España, sobre la obra de Javier Vásconez.
En junio de 2003 La revista Letras Libres publicó el cuento El baúl de Lowell, y la revista de la fundación Camilo José Cela, El Extramundi, número 23 de primavera, publicó su relato El enlace.

En 2003 la editorial Paradiso publicó en edición limitada e ilustrada por Manuela Ribadeneira el cuento Thecla teresina. Este cuento forma parte de libro inédito Invitados de honor.

En noviembre de 2003 la Librería Barnes & Noble Plantation, de Miami y de Nueva York, bajo la dirección de la Sra. Freda Mosquera, organizó un ciclo sobre la obra de Javier Vásconez, especializándose en su novela La sombra del apostador.

En el volumen 87, número 4, de diciembre de la Revista Hispania, apareció una larga reseña de Dane Boyles (Leander, Texas) acerca de la obra de Javier Vásconez.
En el número 44, mayo de 2004, de la revista Hueso Húmero, Lima Perú, salió publicado el cuento Un extraño en el puerto.
En el número 16 de la revista Común Presencia, publicada en Bogotá apareció el ensayo Interrogatorio, donde el hecho de escribir es definido como un ejercicio de libertad.
En la revista Fornix, Lima, Perú, dirigida por el poeta y traductor Renato Sandoval apareció publicado un ensayo de la profesora española, Eva Guerrero, de la Universidad de Salamanca, acerca de la novela El viajero de Praga de Vásconez.

En 2004 aparece de forma masiva ( 60.000 ejemplares publicados) la antología El secreto y otros cuentos, en la Colección Cuarto Creciente, publicado bajo el sello Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, editada por el poeta Antonio Correa Losada.

En la revista El Búho, número 9, de Quito, salió publicado Interrogatorio, un ensayo personal acerca de la poética de Javier Vásconez, y su trabajo como escritor durante todos estos años.

En noviembre de 2004, acompañando al número 10 de la revista El Búho, publicada en Quito, salió el libro de cuentos Invitados de honor. Para su presentación vino el crítico Christopher Domínguez Michael de México. En abril de 2005 la revista Clarín, de Oviedo, España, publicó en el número 56 el cuento Tecla teresina.

Fuente: javiervasconez.com

lunes, 26 de septiembre de 2011

DE LAS TANTAS VIDAS DE ANTONIO VIDAS COMO NAUFRAGO EN UNA ISLA DE PALABRAS



Por Diego Velasco Andrade

Ecuador, país de grandes poetas y sin embargo tan poco conocidos, tan poco valorados, tan “sin nombre” en los días de la semana literaria americana y, -a pesar de ello-, tan imprescindibles para configurar una singular geografía tropical, telúrica, amazónica y volcánica como la ecuatorial.
En este pequeño espacio del Ecuador Ibero, Catalán y Balear, donde hoy habitan cientos de obreros, albañiles, peinadoras, niñeras, doctores, abogados, arquitectos, taxistas, artistas, motoristas y un largo etcétera de “migrantes”, habitan también poetas provenientes de un Ecuador Continental que configuran aquel que nosotros llamamos: el Ecuador Ultramarino, tan bullente y vital como aquel que se construye día a día, en Estados Unidos, España, Italia, Bélgica y en otros lugares del planeta global, o mejor: glocal.

Mas, del mismo modo que las olas, que aparentemente separadas unas de otras, son también el mar…, la misión y visión de escribir en un Ecuador Ultramarino como lo hace el poeta que ahora presentamos: el manabita Antonio Vidas, es en todo sentido, tremendamente nostálgica y poética: es utópica y ucrónica “sin lugar” y “sin tiempo”; posee el don de la ubicuidad, pues es similar a la utopía que persiguen los escritores que residimos en el Ecuador continental, hurgar un hueco en lo cotidiano para crear y recrear una literatura carente de lugar definido, de propósito material y comercial aparentes, y que no constituyen el territorio donde naufraguen o queden a flote palabras carentes de alguna “identidad”.

De su vida poética dice Antonio Vidas:

“Mi biografía hace aguas Mi biografía se vuelve lejana lector.
Yo, que en ataúd del poema, me alcé a todo vapor
por encima de cráneos y rayos hacia las playas del éter,
cuando la noche anclaba las sienes del bardo”

Mas, debemos hablar de la vida que pretendemos real, no en la vida irreal del poeta, quien encarna el 25 de abril de 1974 en Portoviejo, Manabí, Ecuador, con la misión de devenir:

“hombre lácteo (…) para ser hueso y lágrima semejante a los muertos”

El dibujo fue su primera inclinación artística, confiesa con nostalgia el aprendiz de paisajes “persistentes en la memoria”, al estilo Dalí:

“Yo, que soñé elevados naufragios lácteos de coral,
islas flotantes con chalecos-salvavidas profundos de muerte”

Luego, se decantaría por la poética y la fábula, oyendo a los afroecuatorianos Chigualos; las leyendas mágico-tropicales de los abuelos y los relatos guerreros de las montoneras alfaristas que seguramente le indujeron a asumir la misión de “pájaro libre”, como dijera alguna vez el gran Rafael Larrea Insuasti, acerca del oficio del poeta verdadero; por eso sus pies fueron más bien balsas equinocciales tiradas al oleaje:

“Oh, mis zapatos, - barquitos de a pie-,
en oleaje de zaguanes aéreos”…

Y confiesa que su principal inspiración surgió con los versos de “su pana” Michael Solar, con quien luego compartiría aulas en el colegio Olmedo (1991-1992) de su ciudad natal. Días fulgurantes como un sol planeando en el lejano y pacífico mar adolescente:

“Tarde cincelada en la infartada calma
en que Dios fuma los días con témpanos de fuego,
yo, enamorado del tiempo púrpura de las flores,
ondinas de pupitre de ternura azul homicida,
muchachas torrenciales de arpa carnívora y jilguera
que oídas de párpado, son un deshielo de lágrimas,
dulces como las mieles trastornadas del sol de octubre”

Ahora Vidas, reside, -según nuestros recientes “informes de inteligencia”-, en Palma de Mallorca desde hace 8 años, aunque por ahora parece a salvo, de aquellos días de indecisa migración:

“Cuando el otoño se reveló, el tiempo lloró violines
desde el mármol alcohólico y tuerto de obesas playas”

Antonio Vidas no ha ganado concursos, ni premios literarios, ya que según su propio albedrío: “su actitud se basó en la libertad de la creación, en el amor por la bohemia”, que fue la actitud de “poeta maldito” que finalmente encontraría una vía de expresión en la poesía. Sin embargo y como muestra de que sí estudió alguna materia que se precie de valiosa para el “practicismo práctico” del que alguna vez nos hablara la guayaquileña Ileana Espinel, confirmando así su vocación de profesor frustrado, cursando estudios en la Universidad Técnica de Manabí, UTM, en las materias de Literatura y Castellano.

Desde entonces es un ácrata trashumante, el compositor de versos a musas en primaveras o inviernos, un eterno enamorado del amor y de la grafología de las olas sobre las nubes o sobre las arenas incontables de la playa:

“La primavera dio a luz la muchacha que yo amaba.
Y desde la nevada ardiente de cartas de enamorados,
donde la componía de la caligrafía esbelta de hojas
para que vientos grafológicos lean mi dolor electrónico,
alquimia de amor de un mordisco mudo de palabras,
mi lengua se extravió en las parcelas de su aliento
cabalgado en praderas óseas con válvulas de oxígeno,
y alcobas de inmortalidad con extintores de llama
para encender en su boca carámbanos de besos”

(ODA A LA MUSA PERFECTA)

Entre los poetas a quienes admira, nombra en primer lugar a los coterráneos: el legendario Hugo Mayo, el combativo Horacio Hidrovo, el alto como una palmera Jacinto Santos Verduga, alias Chintolo, -nativo de las entrantes aguas de Bahía de Caráquez-, o el también suicida pero guayaquileño David Ledesma Vásquez y, como muchos otros ecuatorianos en su niñez y adolescencia se inicio leyendo a los legendarios y proto-góticos “Poetas Decapitados”, amén del maestro y fakir cañari César Dávila Andrade, de quien parece haber emulado la búsqueda de identidades, el coraje suicida y místico, pero sobretodo el amor y la ternura por todos los seres físicos y también por qué no, metafísicos:

“Para verte, mis ojos de niño retrocedieron
encuadernados loma abajo de las enciclopedias”

“Para verte, apagué mis ojos y alumbró mi ceguera,
loma arriba la sancha panza del mundo,
lleno del trigo de lágrimas y de estorninos
y harinadas noches con levadura de niebla;
tus aspas de ala de tijera se batieron en vuelo
partiendo en dos el pan rupestre del aire,
la estrella de pelos revueltos y desmelenada llama,
y las nubes-hipopótamo de hidraúlico ojo
con viudo rocío de vinagre y sombra”

(ELOGIO AL MOLINO)

Del poeta Antonio Vidas, el Ecuador ha visto la luz su primer poemario: "El arpa del ceibo en llamas", Marfuz Ediciones, Manta; 2010; poemario del que podamos dar fe que existe, que no es un libro imaginario y que es mucho más que una simple bibliografía anexa, que aún siendo un libro primerizo, ya instrumenta con sus versos de ceibo, fulgurantes notas de fuego...

En este libro que prologamos en cambio, el lenguaje es el actor principal recorriendo las cuatro estaciones del cronos del poeta, el lenguaje en movimiento, del lenguaje caminante, de aquel que “lenguajea” a veces en tonos retóricos, a veces en imágenes absurdas y pata físicas y a veces en un cínico humor negro, escuchemos por ejemplo:

CARTA BAJO EL OLIVO

“Por los otros árboles que un día no estarán
y habrán reencarnado en una silla o una mesa,
mulas domésticas para que vuele el lomo de los años;
y por la constelación de esmeraldas que darás al payés,
acuérdate sí, un día, de éste que amó en antaño,
porque tú serás mi voz, la hojita de amor que brama de esperanza
y que ya no puede destronar la tormenta”

O también apreciemos la construcción surrealista de imágenes, en este otro de
título: ELEGIA DEL POZO :

“Por ti los desiertos caminaron leguas de lava por llenar cantimploras,
la cruz de los días se agachó a pescar un sorbo de sol en tu entraña,
en tu líquida voz chapoteaban las I(es) empedradas de las estalactitas,
cascadas óseas de rubí flotaban como lágrimas amantes de un amor fósil,
fotocopias de los valles y huesos calcinados de astros”

Lenguaje a plena luz y a veces en sombras, lenguaje en permanente tensión y pulsión, lenguaje en hiperactividad constante, lenguaje de mar y de olas en continuos devaneos de tocata y fuga; lenguaje de lejanías y de nostalgias en búsqueda de identidad o mejor de “identidades” en permanente construcción y reconstrucción; lenguaje entonces que concebimos como un lenguaje ecuatorial ultramarino, tierno y violento a la vez como en aquella MISIVA Y LUZ DE LAS SOMBRAS QUE EMIGRARON:

(A mi madre)

“Y ya será de noche en tu hijo ausente,
cuando el diluvio que está lavado y seco en tus ojos
rompa a llorar un solo remiendo en los cordeles,
y que en tu cabeza habrás de sentir como yo ,
caer con júbilo la cana radiante del tiempo,
tan pesada y gris aplastándonos el alma.

Porque hoy llueve y has de ver el calendario
para preguntar a Dios por qué concebiste algo lejano.
Entonces contaré que sueño: en una isla de olivos navegantes.
¿Acaso tan cerca que sientas mi pulso dentro de tu útero,
muchacha de julio llevando una tumba de nueve meses ,
gestando en tu vientre la mitad del mundo y su Ecuador ,
se haya roto para siempre el cordón equinoccial del país?.

Porque hoy llueve, dolor ortográfico y tildadas lágrimas,
amor equinoccial con que tú me regañabas,
“ya no leas ,ya no escribas que has de volverte un quijote
en menos de un verano”…

***


Del afán de trascendencia o intrascendencia de esta poesía ni qué hablar, ahí está la poética vital para hablar del juego de palabras y de la bicicleta lúdica del poeta “cicleando” cada vez con mayor seguridad en los paisajes del lenguaje, como hubiese querido el gran vanguardista manabita Hugo Mayo, con su imaginario antihéroe Nino Amanolik, esfumándose en sus frugales “zaguanes de aluminio”:

“Bicicletas del verano, caballitos de mar del asfalto,
galopando vienen espoleadas por las lomas intermitentes de aire;
ya no ven más que el paquidermo hinchable de la nube.
Caderas de éter montan y es veloz la cumbre polar de la sangre,
como un muro que aprendió a caminar sobre las aguas”

Una jauría de ruedas relincha en la montura de la cumbre
sudando el sonido óseo, la ausencia en que me visito.
Tres siglos después vuelvo, niño ataúd saltarín.
Yo, que ya siento la sancadilla de la muerte
y la perrera de los timbres silenciar ante mi puerta.

Ah, mis caballitos de cobre, rodad, rodad sin pereza.
Veré las cabelleras de las chicas levantar velas
dando campanadas fúnebres de amor
sobre las lomas rengas del aire”

(BICICLETAS DEL VERANO)

Finalmente, y como él mismo poeta deletrea en TAREA FINAL, se nos ocurre vislumbrarlo, a kilómetros de distancia, bajo la sombra refrescante de una palmera mallorquina o danzando en el verano balear; lanzando balsas de papel en pleamar como sus milenarios ancestros: los navegantes ecuatoriales, y podríamos adivinar también, sin habernos todavía tomado con él un vino de enhorabuenas, que ahora mismo el poeta:

“Está sentado en su mesita de noche,
poeta espinado desclavándose del tiempo.
En hora fetal, su herida toma la medida global de la muerte
y cose una tumba angosta junto a un peñón de nubes”


Quitu, Ekwador multicultural
5 de junio de 2011
(Aniversario de la revolución de Alfaro)

lunes, 19 de septiembre de 2011

Fernando Iwasaki Cauti (Lima, 1961)



Es narrador, ensayista, crítico e historiador.
Es autor de las novelas Neguijón (Alfaguara, 2005) y Libro de mal amor (RBA, 2001), y de los libros de cuentos España, aparta de mí estos premios (Páginas de Espuma, 2009), Helarte de amar (Páginas de Espuma, 2006), Ajuar funerario (Páginas de Espuma, 2004), Un milagro informal (Alfaguara, 2003), Inquisiciones Peruanas (Renacimiento, 1997), A Troya, Helena (Los Libros de Hermes, 1993) y Tres noches de corbata (AVE, 1987). Como ensayista es autor de rePUBLICANOS (Premio Algaba de Ensayo, 2008), Mi poncho es un kimono flamenco (Sarita Cartonera, 2005) y El Descubrimiento de España (Nobel, 1996), y sus crónicas han sido reunidas en Sevilla, sin mapa (Paréntesis, 2010), La caja de pan duro (Signatura, 2000) y El sentimiento trágico de la Liga (Premio Fundación del Fútbol Profesional, 1995).
Es editor de la antología mexicana del cuento andaluz Macondo boca arriba (UNAM, 2006), co-editor con Jorge Volpi de la edición comentada de Edgar Allan Poe, Cuentos Completos (Páginas de Espuma, 2008) y co-editor con Gustavo Guerrero de la antología francesa de cuento latinoamericano Les bonnes nouvelles de l'Amérique latine (Gallimard, 2010). Sus relatos han sido recogidos en varias antologías de España y América Latina, y su obra ha sido traducida al ruso, inglés, francés, italiano, rumano y coreano.
Durante los años que ejerció como historiador fue profesor universitario en Perú, investigador en el Archivo de Indias de Sevilla, investigador en el Archivo Secreto del Vaticano y profesor invitado en diversas universidades de Europa y América. Es autor de Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI (Fundación Mapfre, 1992) y del ensayo historiográfico Nación Peruana: entelequia o utopía (Crese, 1998), coautor de El comercio ambulatorio en Lima (ILD, 1989) y editor de Jornadas contadas a Montilla (1996) y Francisco Solano, proceso diocesiano (2000), así como de diversos estudios acerca de los procesos de inquisición y de santidad en Lima colonial, gracias a los cuales obtuvo en Nueva York el Conference on Latin American History Grant Award (1996).
Ha sido profesor titular de historia en la Universidad Católica del Perú y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad del Pacífico de Lima. Ha dirigido el área de cultura de la Fundación San Telmo de Sevilla (1991-1994) y fue director de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el Terrorismo (1998-2001). Ha sido columnista de Diario 16 (1989-1996), El País (1997-1998) y La Razón (1999-2000). De 1996 a 2010 dirigió la revista literaria Renacimiento de Sevilla y de 2003 a 2010 dirigió el Aula de Cultura de ABC de Sevilla. Actualmente es candidato al doctorado en Historia de América por la Universidad de Sevilla y candidato al doctorado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca.
Desde 1989 reside en Sevilla, donde es columnista del diario ABC y director de la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco.

Tomado de fernandoiwasaki.com

jueves, 15 de septiembre de 2011

William Ospina- Poesía



EL AMOR DE LOS HIJOS DEL AGUILA


En la punta de la flecha ya está, invisible, el corazón del
pájaro.
En la hoja del remo ya está, invisible, el agua.
En torno del hocico del venado ya tiemblan, invisibles, las ondas del estanque.
En mis labios ya están, invisibles, tus labios.

William Ospina

EL CONDENADO EN LA PIRAMIDE

Piedra a piedra la tierra busca el cielo.
Paso a paso hacia el sol suben mis plantas.
La brasa de la vida aún palpita en mi pecho
Y ocioso está en la piedra el cuchillo de piedra.

Si eres toda la vida, ¿para qué necesitas mi corazón?
Si eres el fuego inmenso, ¿para qué necesitas esta brasa?

Cada peldaño me borra un recuerdo,
Y cuánto se parece a mi alma esta sombra alargada y quebrándose
Sobre las últimas piedras del mundo.

William Ospina



EL GEOLOGO

Aquí hubo un mar hace un millón de años.
El hombre no lo sabe, mas la piedra se acuerda.
Pártela: hay un cangrejo en sus entrañas,
Todo de piedra ya, forma magnífica
Que se negó a ser polvo.
Ante el peñasco y el guijarro, piensa
Que acaso fueron seres dolorosos,
Sangre y pulmones palpitantes.
Entre la ciega roca
Y el trémolo extasiado de la salamandra
Tan sólo hay tiempo.

William Ospina



EN LAS MESETAS DEL VAUPES


Qué son las canoas sino los árboles cansados de estar quietos.
Qué son los postes de colores sino los árboles hundiendo sus raíces en el cielo.
Qué son los puentes colgantes sino los árboles jugando con el vértigo.
Qué son las alegres fogatas sino los árboles contando su último secreto.

Follaje de las ondas que va quedando atrás con el golpe del remo,
Follaje de sonidos que en torno de los postes enardece al guerrero,
Follaje de invisibles caminos que comienza en el confín del puente,
Follaje de humaredas que ascienden en desorden entre las titilantes orquídeas.

Con granadillo hice el bastón para espantar a los malos espíritus.
Con la madera del caobo hice las cuentas de un collar para tu pecho oscuro.
Con fruto fresco del tekiba hice la copa en la que le ofreciste el agua.
Con la madera del laurel hice esta flecha.

William Ospina



INVOCACION SOBRE EL RIO NEGRO


Hiere aprisa las aguas, amigo,
De ti dependo ahora para llegar a las riberas del día.
Ya muchos meses estuviste inmóvil
Bajo los pies del pájaro.
Ahora es tuya la forma de la hoja,
Y el viento es más espeso y tiene peces,
Y atrás la oscsuridad se está llenando
De garras y de gritos y de puntas de hierro.
Hijo del árbol, sé más dócil que nunca:
Vuela como la flecha, dile tu prisa
A la lenta serpiente que nos lleva en su lomo.
Mata las blandas leguas, espada negra.
Todo a mi espalda es cólera,
Y sólo enlaza su cordel a mis ojos
La cenicienta luz de la estrella.
Unica ala alterna de mi solitario descenso,
Divide la enmarañada cabellera del agua,
Apártame ese atrás lleno de barcas negras.
Por la caverna hostil de la noche,
A cada golpe ansioso de mi corazón hiere el agua.
Bastón del fugitivo, espada del que huye,
Sagrada rama,
Rema.

William Ospina

Bigrafía

William Ospina, (Padua, Tolima, 1954). Poeta, ensayista y traductor. Fue redactor del Suplemento Estravagario del diario El Pueblo en Cali. Creativo de publicidad, estudió literatura francesa en Nanterre, Francia y fue coeditor de la edición dominical del diario La Prensa de Bogotá. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Aurelio Arturo en la Universidad de Nariño y ha sido jurado de los más sobresalientes concursos de ensayo y poesía, entre ellos del Premio Nacional de Poesía, Universidad de Antioquia.Poemas suyos aparecen igualmente en las más consagradas revistas.

Colcultura publicó su primer libro de poemas bajo el título de "Hilo de arena" en 1986 y su segundo volumen, "La luna del dragón", fue editado en la colección La Cierva Blanca del Instituto Distrital de Cultura en 1991. Dentro del "Panorama de la nueva poesía colombiana", Santiago Mutis incluye en su antología algunos de sus textos y Darío Jaramillo en el libro "Sentimentario". Ensayos suyos aparecen en destacadas publicaciones nacionales y extranjeras. Su libro "Aurelio Arturo", apareció en 1991 en la colección Clásicos Colombianos de Procultura. Escribió para la "Historia de la poesía colombiana" de la Casa de Poesía Silva, en 1991, puntuales y amplios ensayos sobre Poesía indígena de la conquista, de la colonia y de la independencia.

En 1992 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Colcultura en literatura con "El país del viento". Ha publicado igualmente "Es tarde para el hombre", 1994, "Esos extraños prófugos de occidente", donde recorre las lecciones de vida y de muerte dejadas por Rimbaud, Whitman, Emily Dickinson, Lord Byron, Faulkner o Hölderlin; "¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua?" y "Un álgebra embrujada", mezcla de autores y libros comentados en 1996. Tradujo "Tres cuentos de Flaubert" y "Veinte sonetos de William Shakespeare". Otros libros suyos son "Dónde está la franja amarilla", 1997; "Las auroras de sangre", 1999. Sus últimos ensayos publicados en el año 2001 son "América mestiza" y "Los nuevos centros de la esfera".

En general en su obra, aborda la problemática del país con un gran compromiso político y social. Sus poemas tienen base histórica, con gran ritmo y amplio léxico, abundando en los monólogos dramáticos. Obtuvo el Premio Rómulo Gallegos en 2009 por su novela "El país de la canela".

Obras

En busca de Bolívar 2010
El país de la Canela 2009
Ursúa 2005
América Mestiza 2004
Poesía 1974-2004 2004
La decadencia de los dragones 2002
Los nuevos centros de la esfera 2001
Las auroras de sangre 1999
¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? 1999
¿Dónde está la franja amarilla? 1997
Un álgebra embrujada 1996
Los dones y los méritos 1995
Es tarde para el hombre 1994
Esos extraños prófugos de Occidente 1994
El país del viento 1992
La luna del dragón 1992
Aurelio Arturo 1991 Hilo de Arena 1986

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Todos los juguetes-cuentos de varios autores

“Furia para fajarse con las palabras. Furia para usar las palabras de un modo distinto..... Una vida que los separa de la anterior generación, tan angustiada por la religión, por la pólitica, por la ideología, están angustiados por la vida, por vivirla vertiginosamente, sin mentiras, sin ideologías, sin normas” Presentación en la contratapa por Francisco Febres Cordero


Comentario de lectura por Bernarda Gui

Aunque no deja de ser grato aproximarse a los avances literarios de nuestros jóvenes, en el caso del libro de cuentos “Todos los Juguetes” publicado bajo el sello de Dinediciones, la sorpresa es grande al comprobar que la matriz generacional de los autores, menores de 35, también marca una matriz narrativa. No solo eso, la mayoría de los cuentos de esta obra tienen una clara predisposición temática: la decadencia existencial. Henry Miller logró hace casi 70 años retratar esta misma decadencia con fascinación para un público ávido de rupturas. La abundante jerga callejera, sexo, drogas, vocablos como chafos, vergas, culos que salpican estas páginas no constituyen desde hace medio siglo ninguna novedad aún en nuestro recatado país. ¿Es esta la furia de las palabras a la que se refiere el señor Febres Cordero? No veo la furia ni el vértigo, quizá mas bien alguna inercia. Desde luego estamos claros, el argumento es solo un componente más de cualquier narración; los recursos para hacer que este argumento funcione ante el lector, son los que hacen un buen o un mal relato. En “Todos los juguetes” con las muy notables excepciones de Fernanda Ampuero, Marcela Noriega y Solange Rodríguez Pappe, no brillan los recursos narrativos, tanto como en un periódico sensacionalista no brilla una página entre las demás.